El maíz

Y fue una mañana de esas que amanecen ocres por el este después de una luna de junio gigante y rosa que encandilaba el alma, cuando los chiquillos se metieron en el maíz.
Iban con hoz y guadaña, no les faltaba guitas de esparto y galgos. Si todos se colaron por la vereda de la acequia gorda siguiendo los rastros de los surcos del agua.
Don Garabito

¿Qué dice ese señor de guante blanco y alta alcurnia? Don Garabito soy, de poca casta y mucho orgullo, porque no tengo ni padre ni futuro. En mi amanecer primero tuvo que ponerse el sol y como nací sin cuna, desde cachorro ando buscando fortuna.
El corral

Tengo en el corral una canasta de higos, un manojo de espárragos trigueros, un buen brazado de habas tiernas, una chota flamenca con dos ubres que la mano no cubre, una gallina pitirra más guarra que la Tota, un conejo tricolor y una perdiz guineana que me canta por las mañanas.
El nogal

Esta mañana caminé entre sierras de esparto y llanuras de arcilla y plata.
Clave mis pies descalzos en la tierra calma y recorrí senderos tortuosas de ilusiones, anhelos y añoranzas.
Caracol

Son las siete y cuarto de una mañana cualquiera. Me despierto abro los ojos y me desperezo. Sigo arropado entre las sábanas, moradito como un lirio, mirando a mi alrededor.
Y sí, aquí están ellos. Esos pequeños objetos que me acompañan cada día, amigos fieles del camino y su incierto destino.
Algunas veces

A veces, tan solo algunas veces, en la vida las puertas se cierran para siempre.
A veces, tan solo algunas veces, el tiempo, que no indulta, se detiene y perdona.