Manuel Sánchez Alfonso

Escritor

El maíz

El maíz

Y fue una mañana de esas que amanecen ocres por el este después de una luna de junio gigante y rosa que encandilaba el alma, cuando los chiquillos se metieron en el maíz.
Iban con hoz y guadaña, no les faltaba guitas de esparto y galgos.Si todos se colaron por la vereda de la acequia gorda siguiendo los rastros de los surcos del agua.
Primero el más grande, el Antoñin, el más enteradillo, como marcando el paso¡disponiendo!. Detrás, desperdigados, su podenca y los tres galgos a trompicones, retrotando en fila india por entre las ortigas y los cardos.
Los demás, el Victor Manuel, la María y el Sebastián todos mucho más atrás. Buscando caracoles el primero y los otros dos, de la mano, clavaditos en el fango.
Y todos, si todos, buscando panochas en lo alto.
El Antonio, más fuerte y corpulento, cortando con la hoz caparazones para la burra y los bueyes.
El Victor Manuel más menudo y despistado, segando y apilando el verde con la guadaña.
La María y el Sebastián, comidos de mierda, estaban clavados hasta las trancas y sin parar de llorar.
Y el otro que les grita:
– ¡Callazus…Callazus ya que me cago en la mar!
-¡Ahora verás tu máma, Mari! Como te vea te va a despellejar.
Cuando llegaron a la casa, a mediodía, la Ramona los trinco de las orejas, que si no se las arrancó poco le faltó.
Sentó a los chiquillos en dos sillas de enea y con agua caliente, de la que hierve en el bidón de latón que siempre hay pegado a la lumbre, los despelotó y a fuerza de restregonazos los lavó.
Se quedaron más limpios que un jaspe.
Allí aguantaron la tarde entre tititeras, barro, algún pellizco en los mofletes, de los que ponen la cara como un melocotón, su pan con chocolate y el gato de la Juana ronroneando en el sillón.
Cuando llegó el Antoñín, el mayor, se llevó su buen sermón y después de atizar la lumbre desgranó cuatro panochas, echó los granos en la sarten y estuvieron comiendo rosetas hasta el amanecer.
Y la Ramona después de cagarse en la madre que los parió, salió por el portón y, endiablada, se fue en busca de las gallinas a recoger los huevos del día anterior…y la luna se durmió.
Si ya los advirtió el pastor. Me cago en.. ¡No zusmetais en el maíz que está regao!

¿Te ha gustado «El maíz» ¡Compártelo!

Facebook
Twitter
LinkedIn
WhatsApp
Telegram
Suscríbete
Este sitio está protegido por reCAPTCHA y Google. Política de privacidad y Términos de servicios.

Lo último...