Manuel Sánchez Alfonso

Escritor

Relato de Navidad «Cualquier día, llega la Navidad»

Cualquier día, llega la Navidad

 

¿Están todos en el Bar?

–Sí, están los de siempre. El Frasquito con su café, las gafas empañadas, comidas de roña y su moneda de peseta, de las de antes, paseando por los nudillos.

Víctor, el Garrotazo, vendiendo cupones de ciegos con la taleguilla colgando de la cintura y apoyado en la barra con la mirada perdida, agarrado un poco al taburete y otro poco a la vida, a ver si puede vender aunque tan solo sea un billete.

A última hora de la mañana a medio afeitar, con cuatro pelos mal contados desperdigados en la papada y su clavel mustio en la solapa, aparece Pepillo, el Gavilán, desaliñado, asomando por el brocal dos muelas cruzadas y un incisivo en medio que le queda por tirar, matando cuatro ratos y buscándose un jornal.

–¿Pepillo que haces?

–Aquí, tú verás. Más «esfarriao» que la escupidera de un loco.

–Mira a ver…

Sentadas con su café el corrillo de gitanas, pintadas hasta las trancas, chismorreando en voz alta, atravesadas de moños y lunares entre las faldas. La Mulata, que vive debajo de la parata del puente haciendo cestas y canastas, de cuando en cuando se arremolina el penacho y se rasca la panza.Tiene un par de ojos encendidos que parecen dos ascuas de olivo y se la está trajinando un gitano que se busca la vida con la chatarra y en invierno se aplica a la matanza aliñando chorizos, morcillas y manteca de orza.

Se levanta encorajinada y le dice a la Larga:

–Concha, ¿”amunos” mañana al mercadillo que está mi Manuel con el carromato vendiendo tocino?

Shaass, ¡Cállate Mulata que está el tocino rancio y se te cuece la boca! ¡A ver cuando cambias de bata y te echas una poca de colonia, que hueles como las ratas!

¡Carlillos, malaje!, caliéntame la leche un rato, que se ha enfriado el café y me da mucho coraje.

Don Filiberto el boticario aterriza bien temprano con su mancebo el Pildorilla a rebufo de sus pasos, mirando por encima del hombro y acompañando a la Chata, esa perrilla podenca tuerta del ojo izquierdo y con el derecho “rebolondo” y negro como un grajo, apuntando enderredor a ver si pilla cacho.

El Antoñin, el Jorobao, siempre tan enterado, sentado en el rincón, con su bastón de caña de rio musita su fandanguillo flamenco, menea el belfo y de vez en cuando suelta una perorata bien alta:

–Que le den por culo al pueblo que no llueve ni queriendo.

–¡Ay «mare» mía! Buenos días si me «convias» don Filiberto y compañía.

El Huevo duro y el Víctor, el Garrotazo, en la puerta del bareto se enzarzan dando voces y se mandan al carajo.

–Que asco macho, «me se ha escapao» la jaca y lo ha hecho «too» pedazos.

–Ahora dicen que van a bajar la pensión ¿Qué sea verdad o no? Yo me cago en «too».

–Ya están los ministros «pa» engordar.

–¡Cállate Garrote!, no me seas suavón que tú lo tienes «too» resuelto y cuatro años se pasan en «na».

Paco el Farfolla, el niño de la Bizca, enganchado como un poseso a la máquina de las perras, a ver si le toca algo que le resuelva la vida o le arregle la miseria un rato.

No falta el Desertor arrimado a su faena de tener la copa llena. De vez en cuando un trago, como alma que lleva el diablo, soltar cuatro vocablos y ahumarse hasta las cuatro. El pobre, siempre anda soñando con que le caiga una breva y le solucione las penas.

Menudo «chapú» me ha caído con el niño de la Vatica, vocifera el Jorobao con el labio entre cortado y el rostro «colorao».

!Se me ha «llevao» a la Pili, y me la ha desgraciado! esta niña no tiene apaño.

Al otro lado de la barra, en la frontera de los cafés y los cubatas, el Carlillos y su hermano corriendo como dos liebres tirando para delante con el negocio, si antes el día no se les «esfarata», o se lo echan por alto.

La Peo, la mujer del Caca, asoma el pico por la puerta dando voces con mucho resuello:

–¡Cojollos nene! «porme» un vaso de agua que tengo el gaznate como las cuerdas de la guitarra.

Joseico el Jilguero acecha certero, se bebe su aguardiente y mirando de frente a la lumbre trinca su palillo, se monda los dientes y murmura:

–Jorobao, acércame la baraja y arrímate a la candela, que te calientes, que es mucho el “jilate” y se congela la vela.

–¡Párate Jilguero! que está el día de niebla y anda la chota suelta en el secano de don Pascual ¡Corre vete a por ella y las encierras antes de que se pierda! ¡Ponle un copa Carlillos! que salga como «follasca» a encerrar a la chiva, que le despelleja la mujer.

En el banco, a la puerta del bar, está sentada la Tota con un medrugo de pan , detrás una perrilla careta con las tetas «reventasss» de tanto cachorro mamando y tanta mala «follá».

Adiós Salustiano, ¡ A ver si te rascas el bolsillo, que estamos en Navidad y tengo cuatro chiquillos!, el más pequeño está malito y lo tengo en el hospital.

Ya se echaron las persianas del bar. Cada perro que se lama su capullo. Se va arreando el Huevo duro, se la «trabao» una pata al mulo y se ha «cagao» la perra.

¡Que Dios le pille «confesao»! dice medio embriagado el cura, don Jesús. Y la Pura que lo mira y le dice:

Don Jesús, usted que anda siempre tratando de meter el alma por verea ¡A ver quien coño le mete a usted en cintura!. Estamos todos rezando mucho a ver si para esta Navidad sale el chiquillo de la Tota del hospital.

La Angustias, la prima de la Covita, se ha marchado con su prima Mari Nieves al mercadillo de abajo. Se ha enterado que está el Cazurro vendinendo menbrillos del cortijo del Marqués y dice que los dan “regalaos”, que por un duro, te dan diez. Se ha llevado a los chiquillos de la escuela a ver si les compra unas zambombas que mañana es Navidad, llega la Noche Buena y nos viene Dios a ver.

Van por la calle cantando el villancico del “chiquirritín”, los más pequeños delante con su bollico de aceite y los grandes detrás con el cura dando las palmas, regalando paz y recogiendo un aguinaldo para pagar la operación del Totillo en el hospital.

Está la Trini que trina buscando a calzón quitado un buen capón para la cena de Navidad. Le han mandado recado de que está la pava llueca y no hay pavo que valga la pena. Dice la Mari, la Mora, que ella no quiere pavo; va a salir del embrollo con una paloma torcaz que se está cociendo ya, y los dinero del pavo van para el hospital.

Ha puesto el alcalde en la estación del tren un “portalico” de Belén con niños vivientes y andan buscando uno “bonico”, sin dientes en el hocico, que haga de Niño Dios. Parece que han elegido al chiquillo del Aceituno que es gracioso, regordete y audaz como ninguno; le están buscando una coronilla de croché; dicen que este año, la noche que nace el Señor, va a hacer un frio “que pa que”.

Han encontrado un buey, la mar de apañado. Lo tiene el Segismundo echandole de comer cáscaras de meón y bellotas de Teruel que lo dejen “tranquilico” para que el animal se porte bien, que estas bestias se conoce que son muy inquietas y lo mismo se revuelve y echa por alto el Belén.

Le ha dicho el Cocejal de cultura al cura que se las están viendo canutas para buscar un rey de color y dice la Manolí, que no se procupen, que ella le da una mano de betún a su Ramón y deja el Rey hecho un primor con su turbante de colores, sus “alpargatillas” de flores, su “zaleilla” de chota y hasta le pone un jamón en la grupa al camello para que nuestro Niño Dios bendiga al Totillo, se cure su enfermedad y no le falte ni la leche de hormiga nunca más.

El Esteban, el niño del cartero, se ha comprometido a llevar cuatro borregos. Están algunas ovejas pariendo, y ahora ya, para esta semana, se vacian todas que hay cambio de luna.

Le han dicho al Gavilán, que si quiere hacer de José en el Belén, que se ponga una pelliza vieja con un cacho de cuerda de tripa de marrano y así, de esta manera, ganarse su buen jornal y sacarle su jugo a los cuatro pelos que tiene sin afeitar. Está el Gavilán como un palomo cojo dando saltos de aquí para allá. Y dice la Manoli:

–Le temo al Gavilán más que a una vara verde, veremos a ver lo que le dura el jornal en el zurrón; para la fiestas de San Pascual Bailón hizo de monaguillo y se bebió hasta el agua bendita. ¡La madre que lo “parió”!

Para que al Niño Dios y a los Reyes Magos no les falte de “na” y estén bien atendidos, dice don Filiberto, el boticario, que él se encarga de que a los pastorcillos no les falten caramelos ni su buena cestica de buñuelos y ha mandado preparar veinte o trenita relicarios de madera de palosanto para guardar los presentes que traigan sus Majestades de oriente. Se ha enterado de lo del Totillo, ha pagado la operación del chiquillo y le ha puesto en la frente una estampita del Niño Jesús.

Esta mañana el Garrotazo le ha dicho al Huevo duro:

–Huevo duro, que la parroquia no tiene un duro. Necesitan un pollino que de la talla para el Belén, ¡corre y vete con el mulo! le pones un cascabel y un sombrero de centeno, que esconda las orejas, a ver si así sacamos al cura del entuerto, que ya te lo pagaré con un saco de cebollas, un cajón de pepinos y una espuerta de aceitunas.

–¡Qué no, Garrotazo que no! Que aunque sea pobre, soy cristiano y a mi Niño Dios le pongo yo a su mulo sin peros ni disimulo. Y a ver si con estos gestos, se arreglara la hambre en el mundo y los males del Totillo.

—¡Corre Jorobao, corre! Deja de hacer perrerías, dice el Farfollas, que vienen los gitanos cantando por bulerías. Vamos a ver el Belén que ha llegado don Pascual con un carro de mantecados que es una alegría.

–Chiquillo ¿has “comprao” la lotería? ¡Anda y vete puñetero antes de que cierren el bar! Que te de el Carlillos un décimo fiado, que este año va a tocar y si no, Dios dirá.

Terminarón las fiestas en el pueblo. Cada uno en su casa disfrutó como pudo,

cada uno con su familia, cada uno en su hogar, cada cual a su manera y con el niño Dios a su vera…¡siempre a su vera! Suena la campana en la calle Real, huele a leña quemada…ya está la Pili «preñaaa», ha pasado la Navidad, el Totillo se ha curado y está como una rosa. Abre mi Carlillos el Bar, se presenta don Pascual:

–Vengo del Hospital, el churumbel de la Tota tiene los ojillos abiertos y está comiendo ya ¡Viva el Niño Dios!, que lo ha venido a ver y nos lo ha puesto bien. Que no perdamos nunca la esperanza ni la fe. ¡Carlillos, esta ronda la pago yo!

–Carlillos, ¿te has enterado?, pregunta el Desertor con los ojos como brótola, el vaso largo y la copa corta. Le ha tocado la loteria a la Tota y al Gavilán y se están gastando la guita comprando marranos en la feria de Alcalá. El Jorobao, dicen que no ha pillao “na” ; pon un buen cirio al Niño de la Bola, ¡que te quedas sin cobrar!

–¡Cucha, Garrotazo!, se ha cambiado la Mulata la bata y huele a Cacharel, se ve que ha pasado el rey Melchor con su saco por la cueva del Manuel. Anda el chavea de la Tota con una perrilla rabuda que le ha dejado el rey Gaspar y le está tocando las palmas a ver si la enseña a bailar. Le ha dicho a su pápa, que la noche de reyes se coló por la chimenea un rey moro con la cara azul y desde entonces no pega ojo la criatura preguntándole a su “pae”:

–“Pápa”, dime la verdad, ¿Eres tú el rey azul?

–¡Chiquillo, que eres “mu cabezón”! Anda corre a comerte un tortilla de habas con jamón, meteté en la cama y no ensucies más el pijama, que está tu “máma” que rabia de tanta cochambre y tanta labia.

Se han apagado las luces, arden las chimeneas y el pueblo duerme de bruces su eterno sueño de juegos, charcos y escarcha…la vida continua otro año más, su carrusel infinito de amor

¿Te ha gustado «Relato de Navidad «Cualquier día, llega la Navidad»» ¡Compártelo!

Facebook
Twitter
LinkedIn
WhatsApp
Telegram
Suscríbete
Este sitio está protegido por reCAPTCHA y Google. Política de privacidad y Términos de servicios.

Lo último...