Manuel Sánchez Alfonso

Escritor

Una Tarde

Una tarde de otoño se prepara la vega para la sementera. La umbría se cubre de alfombras leonadas, revolotean los zorzales buscando su morada de verdes laderas y se acuesta la esparraguera, esa niña risueña de mechones dorados. Solloza antes de que el crudo invierno cubra su espalda de sábana blanca y niebla. La ribera ruge en silencio, se desplaza suavemente y le susurra canciones de sueños a la luna y a la sombra oscura del álamo negro. Ya está el olivar pintado de racimos entre verde y carmín. Se retuercen sus ramas musitando cosas hermosas antes de ser zumo verde, jamila y hueso.

No es cierto que no me hable el campo, sí, no es cierto. Me canta el secano y la parata, murmura la tierra y los cantos rodados me acunan en silencio clavándose entre las piernas tumbado en la era. Cuchichean las hierbecillas bajo la suela cuando camino por ellas o se cierran al tocarlas ¡Qué tarima más inmensa! ¡Qué bella esa pelusilla volátil que se adhiere a la ropa, a cada prenda! Me gustan las espigas del avenate cuando al soplar el viento, crujen por dentro, se retuercen, las zarandea y las tumba arremolinadas sobre su lecho. La alfalfa me chifla, como me chifla la alameda, la retama y el jaguarzo.

No, no es cierto que el monte no me cante, me canta cada tarde canela de noviembre. Me declara los secretos suspendidos en el aire, en el olor que respiro y en el sudor de mi frente. Me basta tan solo con extender los brazos y atrapar entre mis dedos esos manojos de letras al viento.

Créanme si les digo que siento las cebollas, tomates y pimientos, el tacto del barbecho y la savia de la higuera que se aglutina entre mis dedos. Solo soy el testigo de unos sentidos que me conducen en volandas a descubrir la belleza de estos caminos, de estas esquinas que me sorprenden y atrapan entre suspiros y me tienen en vilo. Sentir restregonazos en las nalgas, notar esa rama de jara que se me clava en el alma y cepillarme la melena con brio…eso es lo que me enamora y como lo vivo, lo cuento. Igual que cascada de fuente que se desborda, arroyo despeñado o leño que arde y abrasa por dentro…y lo narro como lo siento, no en vano, me va la vida en ello.

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